Luces y sombras de la inteligencia artificial

La Inteligencia Artificial puede representar un avance fundamental en el desarrollo futuro de la sociedad y en la mejora de su calidad de vida, sin embargo, aspectos como la eliminación de puestos de trabajo, la falta de transparencia, los algoritmos sesgados o la falta de creatividad, ensombrecen esta tecnología de la que apenas asoma la punta del iceberg. ¿Hasta qué punto reemplazará a la inteligencia humana? ¿Será un avance para la sociedad o estamos en peligro de extinción?. Los ponentes fueron: D. Román Cendoya, periodista y escritor; D. Narciso Michavila, sociólogo, presidente y fundador de GAD 3 y D. Jorge Mata, CEO de Synthetic Neural Labs Inc. y uno de los grandes gurús mundiales de la IA., quienes, abordaron estas cuestiones desde diferentes perspectivas, intelectuales y profesionales, y llegaron a interesantes conclusiones entorno a las ventajas e inconvenientes de uno de los desarrollos tecnológicos más relevantes del siglo XXI.

Dña. Cristina Moratiel, presidente de la Fundación Wellington, inauguró el acto recordando que, a lo largo de la historia, “la ciencia y la tecnología han estado al servicio del hombre para mejorar su calidad de vida”, avanzó un concepto clave en torno a la Inteligencia Artificial, y que se repetiría a lo largo del coloquio, al hablar de una “nueva revolución industrial” que, pese a suponer un avance fundamental para la mejora de la sociedad y la calidad de vida, requiere de una regulación internacional sólida con el objetivo de evitar que esta tecnología “sustituya al hombre, limite su libertad de derechos u ofrezca la posibilidad de manipulación en la toma de decisiones”.

La periodista y moderadora de la mesa, Dña. Ana Samboal, introdujo el tema de debate con un pronóstico cada vez más realista, la “sacudida sin precedentes en el mercado de trabajo” que provocará la Inteligencia Artificial; al tiempo que también supondrá “un salto cualitativo en la calidad de vida de muchas personas”. Aprovechando esta dicotomía, Samboal planteaba la principal cuestión que inquieta a gran parte de la sociedad: “La IA ¿es una evolución, una oportunidad, o una amenaza?”

D.Jorge Mata, fue el encargado de explicar a los asistentes en términos comprensibles, en qué consiste la IA. Para ello, Mata dividió esta tecnología en tres fases: “la primera consiste en recoger buenos datos; la segunda, utilizar esos datos y analizar comparativamente las predicciones basadas en análisis matemáticos, para ver cuál es la mejor; y la tercera, coger las predicciones y, a partir de ahí, establecer reglas en el ordenador que son programadas por una persona, luego no es una parte inteligente”. Mata defendía que la parte importante de la IA es tener claro qué se puede permitir y qué no a la IA, de ahí la importancia de marcar “ciertas reglas, que son como su ADN, el perímetro del que no se puede salir”. Esa tercera fase, pese a estar en I+D, resulta ser fundamental para resolver problemas muy complicados en pocos segundos. El experto puso el ejemplo de cómo la IA podría servir para alcanzar la fusión nuclear, objetivo que ningún experimento humano ha logrado todavía.

«La Inteligencia Artificial puede representar un avance fundamental en el desarrollo futuro de la sociedad y en la mejora de su calidad de vida, sin embargo, aspectos como la eliminación de puestos de trabajo, la falta de transparencia, los algoritmos sesgados o la falta de creatividad, ensombrecen esta tecnología«

A continuación, tomó la palabra D. Narciso Michavila, quien afirmó que “nada de todo lo que estamos viviendo habría sido posible sin el invento de la imprenta”. Tras este reconocimiento del sociólogo a uno de los inventos más importantes de la humanidad, Michavila aseguraba que la IA existe porque cada vez disponemos de más información para hacer algoritmos y ofrecer soluciones, “pero, principalmente, porque los jóvenes tienen una forma de plantear la resolución de problemas de una forma absolutamente diferente”. Lo importante, explicaba, ya no es memorizar, sino saber encontrar la información, ser capaz de programar para que una máquina la analice. El papel humano estaría en “interpretar esa información cuantitativa y cualitativamente, para lo que necesitamos formación humanística”. Concluía el sociólogo que nos adentramos en una sociedad “completamente disruptiva y más colaborativa, que nos va a permitir detectar muchos problemas y resolverlos de forma mucho más rápida”.

En este punto del coloquio, Samboal mencionaba el Chat GPT, una de las herramientas de IA más conocidas, para plantearle al escritor Román Cendoya, un posible futuro no muy lejano en el que la profesión periodística se base en la programación. Cendoya defendió que el cambio de una sociedad analógica a una digital es absoluto, y que el problema es que “no tenemos modelo, no hay experiencias anteriores y todas las comparaciones que hacemos no valen porque son revoluciones industriales y analógicas”. El escritor realizaba una interesante reflexión sobre el modelo educativo actual, afirmando que “mientras a nosotros nos educaron en el saber, los niños de hoy no necesitan saber porque tienen toda la información, lo que necesitan es acceder. Pero si no hay conocimiento, ni criterio de comparación y análisis, tenemos un problema”. Cendoya concluía su ponencia definiendo la IA como una “copia de datos. Pero hasta que no cambie la estructura del soporte básico de la tecnología y tengamos, en lugar de procesadores, creadores con capacidad para equivocarse y aprender, no habrá IA”.

A la pregunta de la moderadora, sobre si corremos el riesgo de que se produzca una brecha digital, en la que parte de la sociedad no pueda subirse a esta revolución tecnológica, Jorge Mata afirmaba de forma rotunda que así será “pero ya no solo por el poder de computación de los ordenadores, sino por la confianza que genera su metodología.. Por su parte, Cendoya coincidía en este pronóstico y aseguraba que “el modelo digital está abriendo la brecha y haciendo desaparecer las clases medias”. Los ponentes también compartieron sus impresiones en torno a cómo las relaciones personales se verán afectadas por esta tecnología, subrayando la importancia de saber desconectar, para evitar trastornos mentales, uno de los posibles riesgos asociados a la IA derivados de trabajos muy absorbentes, la presión, la ansiedad, etc.

Para concluir el debate, Samboal abordaba una de las mayores sombras que rodean a esta tecnología: su impacto negativo en el empleo. El experto Mata pronosticaba que “en 5 años como mucho, empezarán a sobrar cientos de miles de puestos de trabajo, y reconvertir a las personas es muy difícil”. Michavila puntualizaba que “se trata de la propia dinámica de la sociedad, pero los trabajos que cree la tecnología, serán más creativos y mucho mejores en general ”. El escritor Cendoya, por su parte, ponía el foco en la legislación, enfatizando en la importancia de que “la IA no sea gestionada por unos pocos países, porque esto es un asunto global”. En este sentido, Mata echaba la pelota en el tejado de Europa: “lo que sabe es regular, innovar poco, pero de lo que debería preocuparse es de estar al mismo nivel tecnológico de EEUU y China”.

Tras el evento tuvo lugar un cóctel-cena durante el que los asistentes, más de 200 personas, de diferentes ámbitos profesionales, tuvieron la oportunidad de seguir intercambiando opiniones, entre ellos y con los ponentes.

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