¿Es el Gé o el ser? Paco, nuestro personaje, vuelve a su casa después de 48 horas de fiesta y se encuentra en el dilema de parar y enfrentarse a su vida, o llamar a más personas para eludir su dolor. Y decide continuar: los invitados somos nosotros. Viviremos junto a él la experiencia de las 30 horas encerrados en ese bajo de Madrid y viajaremos a las profundidades del mundo del sexo entre hombres, las drogas y el amor. Un relato que no es más que la búsqueda de su verdad: encontrarse cara a cara con sus miedos, con sus anhelos y con quien realmente es. Y él es nosotros. Y nosotros somos él. Porque al final somos reflejo del deseo más profundo. Ser.

Obra escrita y dirigida por Emma De Martino que se representará los días 23, 24 y 25 de junio en tres funciones únicas

Sumergir al público en las profundidades del mundo del sexo entre hombres, las drogas y el amor. Esto es lo que hace Avelino Piedad en El Gé, que llega este mes a Nave 73, dentro de El Jaleo, Ciclo de Teatro LGTBIQ+, los días 23, 24 y 25 de junio. Con dramaturgia y dirección de Emma De Martino, este montaje exponela búsqueda de la verdad de su protagonista, que se enfrenta cara a cara con sus miedos, sus anhelos y con quien realmente es.

En escena, se podrán ver las consecuencias de una fiesta sin final, una huida hacia delante en la que los espectadores serán los compañeros de viaje. Con la vuelta de El Gé a los escenarios madrileños, se revisa un texto que aborda una realidad muy invisible y controvertida en la comunidad LGTBIAQ+ como es el chemsex. Lo hace humanizando la realidad e introduciendo a los espectadores en las aristas del fenómeno. “La necesidad (inconsciente) de escribir este texto fue la intención de descubrir, ahondar y profundizar en el origen de quiénes somos. En el origen de nuestro dolor como seres humanos, de nuestro vacío o de la sensación de soledad. Y creo que el origen de ese dolor en la comunidad LGTB es el haber sido excluidos tanto tiempo”, explica De Martino.

Avelino Piedad se pierde en el laberinto del chemsex en Nave 73

El dramaturgo y director sintió la necesidad de escribir este texto, “más por verlo que por vivirlo”. “Durante y tras la pandemia, los únicos sitios de ocio y encuentro eran las casas, lo cual fue un puñetazo muy fuerte en relación al consumo en la comunidad mayoritariamente gay. La ansiedad, el vacío, el no tener qué hacer, siento que llevó a refugiarnos en el consumo y en su uso sexualizado. Y al ver este fenómeno tan concreto, que tiene su propia dinámica, sus propias palabras, sus propias reglas, se despertó en mí la necesidad de reflejarlo”, detalla.

El proceso creativo se desarrolló “en paralelo mientras sucedía el fenómeno”. Por eso, “al estrenar la pieza fue, en un punto, tan potente, por lo contemporáneo del tema”, explica el autor. “Me pasó algo muy curioso: al estar en algún encuentro de este tipo, yo hacía trabajo de campo, yo estaba ahí con los ojos bien abiertos para ver y comprender desde dentro lo que estaba pasando”. 

El viernes 23, tras la primera función, habrá un coloquio junto a la organización Imagina MÁS y varios especialistas en torno al chemsex

Por otro lado, “era muy importante que el personaje pudiera ser representativo de toda la temática chemsex y, a la vez, que se pudiera seguir empatizando con él. Por eso había que profundizar hasta llegar a lo más humano de las motivaciones que lo llevan a estar ahí atrapado, en ese momento vital. Entender que tras las conductas más desconcertantes de las personas está su mayor dolor y su mayor humanidad es clave para defender un personaje así”, comenta Avelino Piedad.