El florilegio de versos en Luz del alba de Marco Galvagni, sigue el movimiento espontáneo de la cualidad luminosa del lenguaje, acompaña el viaje magnético y privilegiado de las percepciones, la necesidad persuasiva del amor , acoge la luz indistinta de los sentimientos, acoge el carácter simbólico, revelador de una amabilidad íntima y profunda. El poeta capta la delicadeza y la fugacidad de las relaciones humanas, centra su persistente atención en los matices de los significados confidenciales, entiende el compartir y la identidad interior elevando su actitud elegante para entrar en contacto con el hechizo hechizante y seductor de la presencia femenina. La poesía de Marco Galvagni conjuga la intensidad inesperada y totalizadora del enamoramiento, comunica la autenticidad de una simbiosis atractiva y estética con el enfoque carnal y la correspondencia espiritual, renueva la esencia intuitiva del carisma y el pensamiento en la evolución galante del poema literario, transmite la gracia propensa a la voluptuosidad, transforma el oráculo pagano de la palabra poética en la respuesta expresiva de la trascendencia del verso, en el instrumento de una explicación capaz de grabar la inspiración de la amabilidad en la materia tangible del texto elegíaco y confirmar la adivinatoria índice de una energía renovadora. El uso popularizador en la elección estilística de la analogía asocia las afinidades en el desarrollo de la seducción y en la animación de la pertenencia cognitiva, manifiesta la identificación en las relaciones misteriosas y cómplices entre la naturaleza y el hombre, enciende la llamarada apasionada en la musicalidad de los versos, en el ímpetu de un estilo efusivo, lírico y evocador.
El sensualismo acalorado acentúa la celebración ansiosa del placer, satisface la felicidad viva, responde al efecto de una sensibilidad dispuesta afablemente a cada solicitud, identifica los anhelos melancólicos en los colores y aromas de la naturaleza, la contemplación de los afectos abandonados, que yacen en la superficie de la memoria, candor y encanto llenos de languidez, sobre la inefable intención de una idílica extenuación, preciosa impregnada de refinados paisajes del alma. Marco Galvagni sella el deseo de llegar a un mundo sentimental, de regenerar una celebración de la sensualidad, combinada con una devoción hierática. El poeta siente el entusiasmo vitalista, escucha el eco y la resonancia de la pasión femenina, la ascendencia romántica de la alquimia erótica. La elaboración del arte de vivir a través de la comunión espontánea con el coraje primordial de la vida incluye el culto a un panismo existencial, vierte la armonía de la intoxicación en una inmersión participativa en el fluir del deseo. La alegría impulsiva confía el asombro a la luz cálida y fusiona las vibraciones evanescentes en un acuerdo exasperado con el ardor de la codicia. “Luz del alba” es linfa sugerida por la realidad y conserva la nostálgica herida del tiempo, defiende, en el aspecto perdurable de una época propicia, el inquieto límite de protección y la fragilidad de la memoria fugaz. El poeta reclama el cuidado devoto de la existencia, expresado en los siguientes versos: «Y dicho esto puedo ponerme / enviar entre la convivencia eterna / de todo en la vida en la muerte, / desaparecer en el polvo o en el fuego / si el fuego más allá de la llama que aún perdura.» (Mario Luzi).
LUZ DEL ALBA El viejo amor se ha desvanecido ahora es una gota de cuarzo trigo como tu cabello, rama floreciente bajo la lluvia que, aunque baje con agujas, solo nos emborracharía de alegría. En el bosque verde de los pensamientos, tan lleno como las copas en el crepúsculo, tienes ojos con cuencas incrustadas de motas doradas como minerales y pies de terciopelo lo surcan, pies de trigo, de cereza. Amor de la luz del amanecer del mediodía puntiagudo y sus hojas de sol goteante antes de que caiga el telón de la noche - hay un perfume de violetas en tu rostro, un aroma húmedo. Trino de mirlos en mi isla, en mi reino del corazón cuya miel de acacia es un lirio floreciente - única estrella en mi firmamento como una rosa almizclada en la nieve.
AMOR FRÁGIL Y PURO Nuestro amor nos dio importancia del diamante, descendió de las estrellas con la virtud de una corola de agua que creció y se extendió dándonos continuidad en la alegría. Para nuestros cuerpos se abrió la puerta de una masía donde en el trigo nos acostamos, un goce infinito se abrió que nació y nos encendió destruyendo el óxido del miedo. Somos frágiles y puro amor mientras navega por el siglo: el tiempo corre pero nadie orbitará en la llama de tus ojos con su follaje incrustado mientras me guiñan un ojo cortésmente. La verdad florece en ti cuélguenos nuestro amor a una rueda alada para hacer un molino de estrellas que pintan las nubes de azul