Y me callé cuando realmente gritar era la urgencia...
Y me bebí los miedos y me salté la calma;
y comencé a morder mariposas cansadas.
¿Quién puede amarrar la tempestad?
¿Quién exprimir la nube de la desesperanza?
Y volverse al espejo y apabullar al alma, y cabalgar la furia hasta desarroparla.
¿Quién puede gritarle a una mariposa que se apaga?
Que duele sin mi permiso,
e insiste en morirse lento sin emitir palabras,
que se cansa y se aleja...
en un silencio agudo que desgarra.
Anniabetsy Santos Betancourt
Fotografía: Osley Gil, Más allá del silencio. Oleo sobre lienzo 150×110 cm