La Tejedora de Bufandas

Ella era maestra y cuando se jubiló, y luego de varias operaciones quirúrgicas como no podía andar por sus propios medios decidió hacer algo por los que tienen frío y de paso acortar sus horas del día ya que debía permanecer en cama. Y así decidió tejer bufandas. Y nacieron muchas y bellas bufandas.

Compró agujas, lanas muy suaves y de varios colores. Se aventuró al mundo del tejido comprando revistas para aprender lindos y variados puntos. Su corazón latía fuerte cada vez que sabía que alguien estaría abrigado tal vez al salir del trabajo, o de la escuela o que ayudaría a sentirse más calentito al que vende diarios en la esquina.

Y así una bufanda verde fue a Buenos Aires, en Argentina, a un sobrino. Un día concluyó con sus 22 bufandas y llegaron a sus dueños con ayuda de otra gente que ayudaban a la tejedora. Ella sola no podía hacerlo. Su yerno le compraba las lanas y agujas, su hija ovillaba la lana. Todos ayudaban. Otras personas las entregaban. Era todo un círculo de ayuda en el que varios formaban parte de él.

Y sus horas eran mucho más entretenidas, le encantaba tejer. Ella tejía con mucho amor y con una oración en cada vuelta del tejido. Pasaba ciertas horas del día anotando en su cuaderno los puntos, las medidas, el nombre de cada dueño de la bufanda. Y ponía un E de entregado cuando llegaba a su dueño. Le brotaba la felicidad en sus ojos verdes. Su corazón estaba de fiesta.

Llegó a contar 57 bufandas en su lista total. Y cada fin de año ya proyectaba seguir el próximo año con su obra de abrigar a los que tienen frío cada vez que el invierno llegaba. Y así colocarse esa bufanda, la bufanda que la tejedora hizo para ellos con tanto cariño.

Ella amaba entregar sus bufandas y decía que sólo eran «pequeños detalles». Por eso tejía y tejía. Decía, «que sentía música en su corazón cuando ayudaba a alguien o cuando sabía que esa persona iba a sentirte calentita».

Ella devolvía a la vida lo que la vida le había dado. Esto sí es amor verdadero. Y entre lazadas, puntos a la izquierda, puntos a la derecha, abajo o arriba, se pasó creando para ayudar.

Autor: Leticia Teresa Pontoni

11 comentarios

  1. La tejedora de bufandas…. Que bonito titulo y sobretodo que bonita historia e iniciativa, ahi es donde piensas que la frase «la realidad supera la ficcion» podria tener su maximo explendor.
    Gracias por compartir!!!!

  2. Me encantó la historia !!
    Y me emociona saber quien vivió ésta historia . Ahora que lo sé, valoro más aún a su autora, con quien tuve la fortuna de cruzarme en mi camino en mi época de estudios.
    Bravo por la escritora y por narrar de manera tan dulce un trozo de vida reak

  3. Mí nombré es Eli y soy una de las que recibía la bufanda cada año la recuerdo con mucho cariño y extraño mucho ai tía Blanca

  4. Cuanto amor nos brindó la tejedora de bufandas a todos los que nos abrigó, que hasta el día de hoy me acompaña en cada invierno al salir a trabajar en esos días fríos.. En cada punto una caricia al alma..

  5. Leticia: me cuesta un poco entrar en estos lugares porque todavía no manejo muy bien las redes sociales, pero me encantó que te editaran este cuento en este sitio que lleva el nombre inquietante y encantador de varios cuentos famosos. Me encanta, por otra parte, que esta revista se abra a gente que escribe desde puntos remotos, como he podido ver a través de algunos comentarios. Y el cuento, delicioso: justamente anoche me sentía desmoralizada de que todo lo que nos brinda la television y a veces las revistas sdera tan negativo, Felicitaciones!

    1. Hola Cristina,

      Muchísimas gracia por tus palabras hacia Leticia; desde la revista estamos encantados de publicarle, y nos el comentario que hace sobre la revista se abra a publicar a quien escribe desde puntos remotos: La revista esta para ayudar difundir y dar visibilidad.

      Un afectuoso saludo

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