Hablamos con Alfonso Muñoz

Alfonso Muñoz ha cursado estudios de teatro, actualmente está actuando en la obra de teatro El Barrio, y ha escrito una novela Y que nadie sepa nada, y se ha estrenado como dramaturgo con Javi a secas.

Diría que Alfonso Muñoz es un apasionado de contar historias. Creadas, o ajenas. Protagonizadas, o como una tercera voz ajena a lo que cuento, como hago también mi trabajo relacionado con los medios de comunicación. Siempre digo que me costaría elegir solo una manera de hacerlo, y tengo claro que no quiero dejar nunca de escribir ficción ni de seguir formándome como actor, buscando nuevas oportunidades de encarnar personajes, darles vida y compartirlos con el público.

Como dice Diego Da Costa, Adrián es luz. Él es la representación de cómo el entorno no siempre tiene por qué condicionar quién eres, si tú decides que así sea. O que te condicione, pero en el mejor de los sentidos: teniendo claro lo que quieres y lo que no quieres ser en tu vida y siendo consecuente con ello. Adrián deja el barrio y vive abiertamente su vida y su condición sexual. Sin ataduras, ni complejos. Para él, el barrio no es una herida sin cerrar. Por eso, quizá sus escenas en la obra sean las más ‘amables’ en cuanto al tono: porque se ve que él afronta el regreso sin esas cargas que puedan tener los otros dos protagonistas… o eso creía.

Para mí el teatro es un refugio. Tanto como espectador, como actor. La energía y la magia que se crean en una sala de teatro me parece que se pueden comparar con muy pocas cosas

Para mí, lo más rico del texto de Diego Da Costa es que, detrás de esa premisa inicial  de reflexionar sobre la masculinidad tóxica en los ambientes de barrio, te encuentras con un montón de capas. Es una historia sobre aprender a perdonar, pero también aprender a perdonarse, que muchas veces es lo más difícil; es una obra sobre reconciliarte con tu juventud, sobre cerrar heridas…

Como espectador, es muy difícil no sentirse identificado con alguno de los conflictos por los que transitan los personajes a lo largo de toda la hora.

Para mí el teatro es un refugio. Tanto como espectador, como actor. La energía y la magia que se crean en una sala de teatro me parece que se pueden comparar con muy pocas cosas. Como espectador, entras en un teatro y sabes que no existe nada más que lo que se está creando ante tus ojos, porque la realidad es esa: lo están creando en ese momento para ti. Es ir a la esencia, por así decirlo. Y ya ser el que está en el escenario como parte de esa experiencia es directamente una pasada. Un privilegio.

En cierta medida, sí. Yo, por ejemplo, soy consciente de que me he pasado todo un día de trabajo interpretando un papel cuando llego a casa y estoy con mi pareja, o mi familia, o cuando me siento a escribir, entro en el aula con mis compañeros de teatro o a ensayar con el equipo de la obra. Ahí es cuando digo: este soy yo, estoy donde quiero y con quien quiero.

Javi a secas va sobre el autodescubrimiento de tu propia identidad… y la sobre la negación de la misma

Seguramente alguno de El barco de Vapor, aunque recuerdo lo que me impactaron por primera vez los libros de Manolito Gafotas. No he dejado de releerlos desde entonces.

Pocos libros me marcarán más que la saga de Harry Potter.

Es una comedia romántica sobre las consecuencias que puede tener que se cumplan tus sueños más prohibidos. Está protagonizada por Alberto, un recién graduado que empieza las prácticas en el estudio de arquitectura que le inspiró para estudiar esa carrera, donde despierta el interés de su atractivo jefe italiano. Un arquitecto y empresario de éxito con el que empieza un tira y afloja de lo más sensual que los acaba llevando al límite, con todas las consecuencias tanto para ellos como para su entorno. Te diría que es una novela disfrutona, fresca, accesible, y con un punto erótico que no deja indiferente que, a muchos, les ha dejado con ganas de más. A otros supongo que aún recomponiéndose, pero también es parte de la gracia.

No quiero dejar nunca de escribir ficción ni de seguir formándome como actor

En realidad, es la cuarta, pero la primera que estreno de forma profesional, en el circuito, por así decirlo. Javi a secas va sobre el autodescubrimiento de tu propia identidad… y la sobre la negación de la misma. Es un viaje de descubrimiento personal marcado por la represión sexual, la crisis de identidad en la adolescencia y el miedo a aceptarse a uno mismo. Un recorrido por todas las etapas que marcaron los primeros años de juventud del protagonista: desde ese instante en el que algo (o alguien) hace clic en su cabeza y le hace ver que no es como todos los demás, a esos momentos en los que la negación de tu condición te lleva a tomar decisiones que van en contra de tu propia naturaleza. Uno que, inevitablemente, llevan a Javi a enfrentarse a todos los Javis que viven en él.

Imposible decirte uno: Stephen King y JK Rowling por todo lo que me han acompañado. Adriano Moreno e Ignacio Muñoz. Ellos son mis verdaderos referentes.

Siempre he dicho que Albus Dumbledore… Pero después de leer la novela de Taylor Jenkins Reid, también necesito “conocer” a Evelyn Hugo.

Team DiCaprio y Anne Hathaway siempre. Les compro todo lo que me vendan.

De aquí, sigo sin superar las interpretaciones de Ana Rujas, Lola Dueñas y Carmen Machi en La Mesías. Y el Johnny Chico de Víctor Palmero.

Silencio, siempre. Mucho silencio.

Antes de dormir, en la cama.

Estoy escribiendo una segunda novela de la que muy pronto espero poder contaros algo. Solo puedo adelantaros que no es continuación de la anterior.

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