El escritor Antonio Costa Gómez publica en Ediciones Matrioska su ensayo El caballo de Fussli. En él niega que todo sea cuestión de técnica en la creación y en la vida en general. Defiende la inspiración, tan denostada actualmente, como conexión con la vida profunda y como dinamismo interior. Conecta con la sublevación contra la tecnocracia en los años sesenta y el ensayo de Theodore Roszak, El nacimiento de una contracultura. Pero también con Rilke, el pintor chino Li Cheng o un texto de la antigüedad titulado De lo sublime. Y con Miguel Ángel y el dedo de Dios tocando con sutileza al hombre en la Capilla Sixtina. Ahora la tecnocracia ha vencido por completo, pretendemos que se puede fabricar todo, los libros, las películas, las estatuas, las actitudes de la gente. Pero Costa sostiene que acabará hartándonos todo eso, reaccionarán nuestros sueños, nuestro cuerpo, nuestra vida. Nos dejaremos de fabricar cosas y escucharemos lo que nos susurran nuestros dioses, nuestra pasión escondida. Y entonces se verá la diferencia entre lo fabricado y lo inspirado y conectaremos de nuevo con la vida.
Sobre el Autor
Antonio Costa Gómez, publicó quince libros y colaboró en numerosas publicaciones. Entre sus libros destacan Mateo, el maestro de Compostela, publicado erróneamente como novela histórica, cuando es un texto muy literario sobre el entusiasmo y la creación, La calma apasionada, sobre el emperador Adriano en sus últimos días en Tívoli, una obra visionaria y romántica, nada que ver con la obra de Yourcenar, Las fuentes del delirio (sobre la creación artística), Los camiones de Patagonia (poesía), El misterio del cine (llegó a la final del Herralde), Las campanas /entre los cinco finalistas del Nadal). Costa se dedicó a diferentes trabajos, pero su vocación más profunda siempre fue la Literatura.