Escritora y Ingeniera de Caminos nacida en Burela (Galicia) en 1991. Joven y con mucho talento, ha recibido varios premios en su tierra natal y se le señala como una de las nuevas voces literarias gallegas. Su primera novela para adultos, Senlleiras, le ha merecido el reconocimiento unánime de crítica y público con seis ediciones vendidas. Combina la escritura para adultos con la literatura infantil. Su último libro para jóvenes lectores, Plan de rescate, le ha merecido el premio III Premio Agustín Fernández Paz por la Igualdad (2019) y cuenta ya con siete ediciones. No pienses en un elefante rosa es su primera novela en ser publicada en castellano y en catalán.
Hola Antía, bienvenida a nuestra revista. Antes de comenzar te queremos agradecerle que nos conceda esta entrevista.
Antía ¿qué nos puedes contar de ti?
Soy Ingeniera de Caminos porque tengo un papel que lo dice, aunque nunca llegué a ejercer. Siempre me ha encantado leer, era mi forma de evasión, y cuando estaba terminando la carrera decidí intentar hacer algo que no tuviese que ver con estar en una oficina de ocho a tres porque no me gustaba. En 2013 empecé a participar en certámenes de relatos que yo misma buscaba por Google (nada sofisticado, como podéis ver), en 2015 terminé la ingeniería y en 2016 publiqué mi primer libro. Como no me fue mal seguí por ese camino, compaginándolo con otras actividades (profesora, coordinadora de clubs de lectura, articulista…). Escribo en gallego porque es mi lengua materna y en 2022 salté al castellano y al catalán con No pienses en un elefante rosa. Y aquí sigo.
«La cultura creo que es una mezcla de conocimiento y entretenimiento, pero no sabría decirte en qué proporción va cada ingrediente. Se me da fatal cocinar, además»
¿Nos podrías decir tres palabras que te definan?
Obsesiva, ilusa y retranqueira (sería algo así como irónica).
Tu último libro es El clan de las Barbies ¿qué nos puedes contar sobre el libro?
En esta obra quería explorar qué pasaría si unas(las) mujeres empezásemos a responder a las violencias que recibimos con más violencia. Aunque las personas protagonistas se encuentran en una clínica de fertilidad, para nada pretendía escribir un libro sobre la maternidad: la única con hijos es Alma, una mujer negra que trabaja en una granja del Norte porque allí ya no hay mano de obra para los trabajos más precarios, así que traen a gente del Sur. Carla es una chica blanca heterosexual, a priori la que tiene mejores perspectivas, pero termina en la prostitución. Y An es un hombre trans, socializado como una niña por su madre, que escapa y termina viviendo en la calle. Estas tres personas viven circunstancias muy graves que alimentan una olla a presión que estalla al final: es una historia de venganza.
¿Qué se va a encontrar el lector?
Personas que ya han traspasado un límite y deciden pagar con la misma moneda. Pero cuidado: no son buenas ni malas, sino que hacen lo que pueden con las cartas que les ha tocado. Y a veces, la violencia y la venganza es lo único que les puede proporcionar algo de paz, pero cuando esas son las armas siempre hay daños colaterales.
Antía, nuestra revista es literaria, así que nos es obligado preguntarte ¿cuál fue el primer libro que leíste?
Tengo en la cabeza uno de Gloria Sánchez, A raíña de Turnedó. No sé si fue el primero que leí, pero desde luego fue el primero que me aprendí de memoria. Era un poema con repetición, y me empeñé que me lo tenía que saber de arriba a abajo. Lo conseguí, y me sentí muy orgullosa de mí misma. No recuerdo cuántos años tenía, pero unos siete u ocho, calculo.
¿Y qué te impactó?
Era como leer una canción. De hecho, al recitarla en alto parecía que cantaba. Me fascinó que una canción pudiese estar escrita en un libro. Para mí, tan pequeña, eso eran dos cosas diferentes: una entraba por los ojos y otra por el oído.
¿Qué son para ti los libros?
Eran mi vía de escape, visitar mundos sin salir de casa, soñar despierta. Ahora los considero mi trabajo y eso tiene cosas buenas y malas, más allá de la frase hueca y tonta de “haz de tu pasión tu trabajo y nunca trabajarás”. Cuando quiero desconectar del trabajo, ¿a qué distracciones recurro si ahora vivo de ellas? Prefiero no leer ni escribir porque es lo que he estado haciendo durante la semana. Tengo que volver a pillarle el truco a hacer ambas cosas sin pensar en nada más que el mero placer de hacerlas.
¿Nos podrías decir tu escritor o escritores favorito?
No soy mucho de tener un escritor o escritora de cabecera porque entiendo que no todas las obras de la misma persona, que evoluciona con los años, van a tener la misma calidad o van a tratar temas que me gusten por igual. Así que soy más bien de títulos sueltos o sagas: Harry Potter me marcó, Tristes Armas de Marina Mayoral también. De Eva Ibbotson me gusta todo lo que le he leído, pero no se lo he leído todo. Contos por palabras, de Agustín Fernández Paz. Todas son obras de mi infancia y adolescencia, que creo que es la edad en donde los libros te marcan más.
Qué personaje de un libro le hubiera gustado conocer?
Hermione Granger.
¿Y personaje histórico?
Hipatia de Alejandría.
«En El Clan de las Barbies el lector va a encontrar personas que ya han traspasado un límite y deciden pagar con la misma moneda»
¿Tiene alguna manía a la hora de escribir?
La verdad es que no. He escrito hasta esperando por el coche en el taller, sentada con el portátil en las rodillas, así que soy bastante versátil. Con el paso del tiempo, no obstante, necesito más el silencio, tengo menos capacidad de concentración.
¿Y tu sitio y momento preferido para leer?
Antes de ir a dormir en la cama o sentada en un sofá al que le dé el sol.
Antía, ¿cómo definirías la cultura?
¡Qué difícil! Creo que es una mezcla de conocimiento y entretenimiento, pero no sabría decirte en qué proporción va cada ingrediente. Se me da fatal cocinar, además.
¿Crees que la cultura puede salvarnos de tanto despropósito que se están produciendo en la sociedad actual?
Creo que la cultura nos puede abrir los ojos a otras realidades que no son la nuestra, pero siempre que escojamos bien los productos culturales a consumir. Un ejemplo: en mi adolescencia yo me hice una idea equivocaba de lo que era el amor porque me encantaba leer novela romántica y solo mostraban un tipo de relación afectivo-sexual. El problema no es que existan ese tipo de historias: el problema es que solo se nos ofrezca la misma una, y otra, y otra vez. Terminas interiorizando que si nadie te cuenta otra cosa, pues eso es lo “normal”. Pero en general, en la historia de la humanidad, la extrema derecha siempre ha temido la cultura (la poesía, los libros, las películas, las series…) y ha intentado censurarla, así que puede que sea su tendón de Aquiles.
¿Nos puede decir algo sobre tus próximos proyectos?
Ahora mismo quiero retomar mi escritura para público infantil y juvenil, ya que el último libro que publiqué para niños y niñas es de 2020 (con traducción al castellano y catalán de 2023). Lo estoy deseando, lo echo de menos.