Todos podemos ser albañiles de nuestra propia vida. Que no se trata de lo que el mundo te da, sino de lo que tú eliges construir.
Bienvenido Pedro a nuestra revista. Pedro, ¿me podrías decir tres palabras que te definan?
Curioso, tranquilo y soñador.
¿Y qué me puedes contar de ti?
Tengo 46 años y tengo la sensación de estar viviendo la segunda temporada de mi vida. En la primera intenté encajar en todo lo que me habían contado que era la vida sin ser muy consciente de lo que yo quería realmente. Me puse a trabajar en la construcción con 16 años, buscando ser un adulto independiente, disponer de dinero y no depender de nadie. Con 18 años empecé una relación que terminó con 37 años. Al no tener hijos, me permitió dar rienda suelta al espíritu aventurero que tantos años había estado llamando a la puerta a través de malestar y vacío existencial. Me compré una furgoneta camper, a la que llamé Lola, y empecé a viajar cada vez que podía e incluso hice de nómada albañil para financiarme alguno de esos viajes. Me di cuenta de que la libertad se había convertido en mi principal valor y que podía crear mi propio estilo de vida. Siempre me había interesado el mundo del desarrollo personal y empecé a hacer un trabajo interior, a formarme en coaching, copywriting y emprendí un nuevo proyecto. Compré una casa antigua en un pueblo de Teruel, en la comarca del Matarraña, con la intención de convertirla en una casa rural a la que llamé Libertad. Ahí, con 39 años, empezó la segunda temporada de la vida que estoy viviendo ahora.

Recientemente has publicado De albañil a Buda, ¿cuál fue el principal detonante para escribir este libro en particular?
Uno de esos sueños que imaginé en mi nuevo estilo de vida era escribir un libro. Empecé a escribir en pandemia un borrador sobre un albañil que lo dejaba todo tras una crisis existencial y se iba con su furgoneta a viajar por España, pero no lo terminé. Este borrador tuve la fortuna de que llegara a las manos de Francesc Miralles, después de conocerlo en una comida que se celebró en el pueblo donde yo reconstruía mi casa y donde él venía a presentar su libro Mazal, el secreto ancestral de la fortuna. Caprichos del destino. Le gustó mucho y a partir de ahí se creó una bonita amistad entre nosotros. Eso me llevó a seguir escribiendo, a hacer algún curso de escritura con él y con Silvia Adela Kohan. Hasta que llegó esta idea, de utilizar la construcción como metáfora para la reconstrucción interior. Se la expliqué a Francesc y le pareció tan interesante que se ofreció a acompañarme durante el proceso de escritura y convertirse en mi mentor.
¿Qué mensaje buscas transmitir principalmente a tus lectores?
Que todos podemos ser albañiles de nuestra propia vida. Que no se trata de lo que el mundo te da, sino de lo que tú eliges construir.
¿Qué esperas que los lectores descubran o cambien en sí mismos después de leer tu obra?
Me gustaría que les inspirara a cuestionarse si realmente están viviendo la vida que les gustaría. Sí, habitan en una casa interior confortable que han construido ellos mismos o se la han construido los demás. Que, si lo sienten, inicien un camino de reconstrucción interior basándose en las fases que se marcan en el libro.
¿Cómo es para ti en el proceso de escritura? ¿Tienes alguna rutina o ritual?
Aunque intento ser un poco más estructurado, me considero un escritor de brújula. Pienso que, igual que en mi vida, voy bastante sobre la marcha. Me gusta despertarme temprano por la mañana y escribir con una taza de café con leche humeante. También me gusta escribir en una cafetería repleta de gente con los auriculares puestos escuchando música relajante.
¿Qué te ayuda cuando te sientes bloqueado?
No parar de escribir. Escribir de lo que estoy sintiendo en ese momento. Aunque no tenga nada que ver, ni tenga sentido. Cuando llevo un rato haciéndolo, parece como si me olvidara de que estoy bloqueado y vuelvo a entrar en flow.
¿Cómo defines la espiritualidad en el contexto de la vida moderna y la autoayuda?
Para mí, la espiritualidad es esa vida interior que vivimos en solitario, algunas veces tan diferente a nuestra vida de fuera. Pienso que es muy importante atenderla para poder tener una vida plena.
Escribir me ha ayudado a conectar a un nivel más profundo con las personas y descubrir que todos somos más parecidos de lo que nos pensamos.
¿Cuáles son los mayores obstáculos para encontrar la paz interior o la realización en el mundo de hoy?
El ruido. En el mundo de hoy hay demasiado ruido y demasiados estímulos que nos hacen más complicado conectar con la paz interior. Más que nunca tenemos que buscar esos momentos de conexión, dejar de pensar tanto y sentir más.
¿Cómo abordas la dualidad entre aceptar las limitaciones y seguir buscando crecer o mejorar?
Pienso que aceptar las limitaciones es esencial para crecer y mejorar. Nos libera de la cárcel de la no aceptación, principal motivo de sufrimiento de la vida de muchas personas.
¿Qué papel juegan las emociones difíciles, como el miedo o la tristeza, en la búsqueda de un camino espiritual?
Un papel muy importante, igual que el resto de emociones. Además de servirnos para nuestra supervivencia, ya que si no sintiéramos miedo sería muy probable que nos pasara algo grave, pienso que nos marca el camino a casa. En mi experiencia, cuando siento miedo por alguna situación a la que me voy a enfrentar, siempre y cuando no sea una amenaza real, le atiendo y le pregunto de qué me quiere proteger. Ahí me doy cuenta de que es mi aliado, que me está protegiendo de no hacer el ridículo, o de que no me acepten o recibir alguna crítica. En definitiva, que no me quieran. Pero si es algo que yo quiero trascender para avanzar en mi vida o mi camino espiritual, le cojo de la mano y voy a hacerlo con miedo, aunque a veces sea complicado.
En el caso de la tristeza, intento vivirla y transitarla sin juicio. También me la tomo como una alerta de mi alma que me avisa que tengo que conectar con mi amor propio y tratarme con mimo y cariño.
Para mí, la espiritualidad es esa vida interior que vivimos en solitario, algunas veces tan diferente a nuestra vida de fuera.
¿Qué consejo práctico podrías darle a alguien que se siente perdido o sin rumbo?
Lo primero que le diría sería que acepte la situación que está viviendo y se permita, sin juicio, sentirse perdido. Esa es la mayor claridad que tiene en ese momento y no estamos obligados siempre a saber qué queremos ni a tenerlo todo tan claro.
Normalmente, al tiempo de transitar esta situación, suele surgir un movimiento natural que nos moviliza hacia algún lugar. Si no es así, recomiendo hacer este ejercicio: hacerse una lista con diez cosas que nos gustan, que nos hacen sentir bien y que nos acercarían a la vida que nos gustaría tener. Después de cada cosa que nos gusta, tres acciones relacionadas con eso. Al final, de esas treinta acciones que nos han salido, elegir diez y comprometernos a hacer una cada semana. Es inevitable que cuando empieces a hacer cosas, te pasarán cosas.
¿Cómo ha evolucionado tu perspectiva sobre la vida desde que empezaste a escribir?
Escribir me ha cambiado la vida. He descubierto una manera de comunicarme con el mundo y conmigo mismo que desconocía. He experimentado cómo la escritura enfocada en el autoconocimiento puede llegar a sanar. Nos ayuda a hacer un ejercicio de introspección, sacar a la luz demonios que llevamos dentro, momentos que teníamos olvidados, emocionarnos, reír. También me ha ayudado a conectar a un nivel más profundo con las personas y descubrir que todos somos más parecidos de los que nos pensamos.
¿Qué te aportó más al escribir este libro: el proceso de escritura en sí mismo o el resultado final?
El proceso de escritura me aportó mucho en mi crecimiento personal porque me enfrenté a muchos miedos que habitan en mí. El famoso síndrome del impostor, la inseguridad, el miedo a no hacerlo bien, a que no gustara, a las críticas. Fue un viaje apasionante.
El resultado final me está aportando otras cosas también muy gratificantes. Como cuando recibes un audio de tu editora llorando y diciendo que es muy bonito. O un mail de una persona que no conoces en México y te dice que el libro le ha inspirado mucho y que ha tomado notas para iniciar su reconstrucción interior.
Escribir me ha cambiado la vida. He descubierto una manera de comunicarme con el mundo y conmigo mismo que desconocía.
¿Hay algún autor o corriente de pensamiento que haya influido significativamente en tu obra?
Me han influido muchas personas que he ido encontrando en mi camino de reconstrucción. Como autor y persona, Francesc Miralles. Como maestro espiritual, Alfred Font. Pero hay muchas más influencias, sobre todo de personas que no son conocidas, ya sea por haberme dado una lección de vida o por hacerme la pregunta que necesitaba en ese momento.
¿Cuáles son tus próximos proyectos o qué nuevas ideas estás explorando?
Ahora estoy muy enfocado en la promoción del libro. Tengo pensado irme con mi furgoneta Lola cargada de libros por toda España a hacer presentaciones y charlas por pueblos y ciudades por los que pase.
Como ideas tengo muchas que no descarto llevar a cabo. Una de ellas es construir una casa con personas, mientras hacemos un trabajo de construcción interior, como en el libro.
Pero sobre todo, seguir siendo albañil de mi propia vida y disfrutar del proceso.
