
La Fundación Wellington ha realizado el coloquio: La revolución de Trump para analizar los profundos cambios internacionales impulsados por el presidente de Estados Unidos, en sus primeros meses de mandato
El acto, moderado por la periodista Ana Samboal, contó con las intervenciones de D. Antonio Camuñas, ex presidente de la Cámara de Comercio de España en EE.UU.; el Teniente General (retirado) del Ejército del Aire y el Espacio, D. Edu Zamarripa; y el catedrático de Economía Aplicada, D. Juan Iranzo. El debate abordó, desde una perspectiva interdisciplinar, las implicaciones políticas, estratégicas, económicas y culturales de las medidas adoptadas por Trump: desde el endurecimiento migratorio hasta el giro proteccionista, pasando por el incremento del gasto en defensa exigido a los países de la OTAN y el combate frontal contra la agenda Woke.
Dña. Cristina Moratiel, Presidente de la Fundación Wellington, inauguró el acto repasando algunas de las posturas más polémicas de Trump, como su interés por desmotar la agenda woke, la estrategia arancelaria o los cambios en defensa, y avanzó que estas políticas «ya han empezado a tener grandes efectos en casi todos los ámbitos mundiales, tanto estratégicos como económicos e ideológicos». Dña. Ana Samboal, iniciaba el coloquio resaltando el perfil inusual de Trump cuyo último objetivo, aseguraba la periodista, «es mantener la hegemonía de EEUU y de las democracias occidentales frente al creciente auge de China».
Para comenzar, la periodista lanzó una pregunta directa: «¿Está loco Trump?». El primer ponente del coloquio, D. Antonio Camuñas, contestaba de forma contundente: «En absoluto Trump es el intérprete que está leyendo con precisión el descontento de una América harta de ser despreciada por las élites cosmopolitas».

Frente a la visión europea, Camuñas defendió que la administración Trump «encarna el regreso del capitalismo americano, el retorno de una América fuerte, descentralizada y orgullosa de sus raíces. Su batalla cultural contra la corrección política no es gratuita, sino una defensa del individuo frente al colectivismo victimista», apuntó, subrayando que, en este segundo mandato, Trump ha sabido rodearse de un equipo más independiente y leal con su proyecto, alejado del establishment. A continuación, la moderadora abordó la exigencia de EEUU a los aliados de la OTAN de asumir una mayor responsabilidad en materia de Defensa. «¿Se ha roto el vínculo atlántico? ¿Qué vamos a ver entre EEUU y Europa en la próxima cumbre de la OTAN?», preguntaba al siguiente ponente., el Teniente General D. Eduardo Zamarripa, que centró su intervención en el impacto de la política exterior de Trump sobre la arquitectura de la seguridad europea. «Trump nos obliga a replantear el vínculo transatlántico, pero también nos ofrece una oportunidad: asumir la defensa de Europa con mayor madurez y responsabilidad.». Afirmó que el presidente de EEUU «trata de redefinir la relación trasatlántica en términos más económicos que políticos», una estratégica orientada a seguir siendo la potencia dominante. Sin embargo, aseguraba el General, los europeos debemos dejar claro que «no queremos ser un conjunto de provincias dentro de su imperio». Defendió que la OTAN sigue siendo “imprescindible para la estabilidad y seguridad de Europa”, aunque el viejo continente no puede seguir dependiendo exclusivamente del país norteamericano. Por ello, «nuestro reforzamiento en Defensa debe ser inteligente, eliminando duplicidades y avanzando hacia una especialización entre países que nos permita, eventualmente, construir un verdadero ejército europeo» concluyó.
Sambo al propuso al último ponente que realizase un análisis profundo sobre uno de los pilares de la política económica de Trump, los aranceles; así como sobre su ambicioso plan fiscal y su promesa de reindustrializar el país. El Prof. Juan Iranzo, valoró de forma positiva algunas de las medidas económicas del Presidente como, por ejemplo, «su valiente apuesta por la independencia energética, la energía nuclear y el fracking, que aseguran costes razonables para favorecer la actividad industrial», así como la reducción de trabas medioambientales para impulsar la competitividad empresarial. Sin embargo, se mostró tajante ante su política arancelaria: «El proteccionismo es claramente populista e, históricamente, el gran perdedor; estas medidas generan incertidumbre en los mercados y perjudican al comercio internacional, al crecimiento mundial y sobre todo a EEUU, “el proteccionista en el pecado lleva la penitencia»». Asimismo, El Prof. Iranzo advirtió del peligro que puede supone una política fiscal expansiva sin control del gasto público ni de la deuda, que en EEUU ya supera el 120% del PIB. y el pago de un billón de dólares al año por los intereses de ésta.

El tramo final del coloquio giró en torno al estilo combativo y políticamente incorrecto del presidente norteamericano. Camuñas defendió que «para enfrentarse a todo el establishment hace falta ser una bestia política», mientras que Zamarripa pedía prudencia y respeto institucional. Iranzo, por su parte, alertó sobre el riesgo del deterioro de la seguridad jurídica y la confianza inversora si no se mantiene un mínimo de rigor en las formas y declaraciones presidenciales. Aun así, los tres coincidieron en que el cambio cultural que promueve Trump es profundo. «Está rompiendo marcos de referencia obsoletos. El Estado de Bienestar y, la sociedad consumista va a desaparecer, viviremos cambios de paradigma de primer orden», afirmó Camuñas. Iranzo consideró que el presidente norteamericano puede ser “el revulsivo que necesita Occidente ante el suicidio colectivo al que conducen ciertas políticas restrictivas de la libertad empresarial e individual, vinculadas especialmente a La Agenda 2030 y a la cultura Woke». La Revolución de Trump, puede ser una oportunidad para redefinir las relaciones entre Europa y EEUU, para replantear la defensa de los valores occidentales y para impulsar una economía más competitiva frente al ascenso de China. Como apuntó Zamarripa, «defender nuestros valores y nuestra soberanía es el gran desafío de este siglo».
El coloquio al que asistieron unas 300 personas terminó con un cóctel-cena en el que los asistentes pudieron seguir intercambiando impresiones sobre un liderazgo que, para bien o para mal, está marcando un nuevo rumbo en la política internacional.

La Fundación Wellington se constituyó en junio de 1984 como institución benéfico-docente por voluntad de Doña Julia González Altuna, viuda de Don Baltasar Ibán, fundador del Hotel, con el propósito de «fomentar las actividades docentes, culturales y sociales tendentes a mejorar la formación humana, profesional y cívica de las personas» (artículo 5º de los Estatutos fundacionales). La sede de la Fundación está situada en el Hotel Wellington de la calle Velázquez de Madrid, en lo que coloquialmente se conoce como la ampliación del Wellington, el solar que antaño ocupara la finca donde se levantaba el “Torreón mágico” de Ramón Gómez de la Serna.