Recientemente el periodista Juan Antonio Sanz López ha publicado Vampiras, horror y erótica en un mito milenario. Descubre en esta rigurosa y sugerente investigación qué hay, en realidad, tras el aire amenazante y seductor de estas enigmáticas criaturas que consumen la energía y la sangre de sus víctimas para perpetuar su malvada existencia.
Hola Juan Antonio, bienvenido a nuestra revista. Juan Antonio, ¿nos podrías decir tres palabras que te definan?
Curiosidad, lucha y entusiasmo. Curiosidad que me lleva a querer saber qué es lo que hay detrás de cada puerta, de cada colina o de cada ciudad que voy conociendo. Lucha para pelear por los míos, por mis ilusiones, sin opción a la renuncia. Me ha tocado una vida complicada en muchos aspectos, desde el profesional al personal y no estoy dispuesto a agachar la cabeza ni arrodillarme, ni ante nada ni ante nadie. Y entusiasmo o pasión para intentar hacer cualquier cosa que me proponga como si fuera lo último que tuviera por delante en esta vida. Si pudiera añadir dos palabras más sería aceptación del destino para poder cambiarlo y amor hacia los míos sin esperar nada a cambio.
¿Y que nos puedes contar de ti?
Soy un periodista especializado en temas internacionales (ahora escribo sobre las guerras de Ucrania y Gaza), que ha vivido y trabajado mucho tiempo en Rusia, Corea del Sur, Japón, Uruguay, Bolivia y Cuba. A la vez, el mundo del misterio me atrapó ya desde niño y en todos esos sitios y en otros muchos más he rastreado sobre el terreno los asuntos que más me han motivado, desde el vampirismo, que he reflejado en dos libros, hasta la criptozoología, con sendas expediciones al Amazonas y el sur de Siberia en busca de ciertos seres fantásticos, que no imaginarios, pasando por enigmas tan apasionantes como la búsqueda del Grial, del reino perdido de Shambhala o incluso de la Atlántida, durante mi larga estancia en América.
Recientemente has publicado Vampiras, horror y erótica en un mito milenario. ¿Qué nos puedes contar del libro?

En 2020 ya publiqué Vampiros, príncipes del abismo, también con Arcopress-Almuzara. Allí narraba mis viajes por Rumanía, Grecia, Rusia, China, Japón, los Andes y Estados Unidos en busca de las leyendas vampíricas. Cinco años después me di cuenta de que había dejado pasar algo muy importante: que el vampirismo tenía un origen predominantemente femenino. Es decir, que en el principio, el primer vampiro era mujer, desde el punto de vista mitológico, folclórico e incluso antropológico.
Así surgió mi nuevo libro, Vampiras, horror y erótica en un mito milenario, un texto cargado también de notas de viajes, historias y leyendas, folclore y mucha literatura, tal y como los escritores, sobre todo a partir del siglo XIX, reflejaron este fenómeno.
¿Cómo fue el proceso de investigación?
Pues tuvo de todo. Recurrí mucho a mis cuadernos de notas de varias décadas con esos viajes que he citado, y me desplacé a nuevos lugares, como los montes Tatras y los Cárpatos eslovacos, o a Pekín, donde recopilé nuevas perspectivas e historias del vampirismo en China. También este proceso tuvo mucho de investigación en libros y autores clásicos, románticos y góticos. La literatura de horror del siglo XIX me encanta, como se puede comprobar en mi libro.
¿Qué elementos te parecieron más interesantes para incorporar en tu narrativa?
En primer lugar los relatos e historias que pude recopilar en mis viajes, cargados también de anécdotas personales. Asimismo el análisis del folclore vampírico desde el punto de vista antropológico y literario. Tuve oportunidad en estos últimos años de departir con otros upirólogos y extraer sus mejores enseñanzas de la upirología, la ciencia que estudia el fenómeno vampírico.
El mundo del misterio me atrapó ya desde niño, y he rastreado sobre el terreno los asuntos que más me han motivado, desde el vampirismo, que he reflejado en dos libros, hasta la criptozoología.
¿Hay algún autor, libro que haya influido en tu trabajo?
Hay un buen número de autores que marcaron mi escritura en esta temática, desde investigadores clásicos como el padre Augustin Calmet, en el siglo XVIII, quien plasmó las “epidemias vampíricas” de su época; el ocultista británico Montague Summers, o la poeta y escritora surrealista francesa Valentine Penrose, ambos en la primera mitad del siglo XX, hasta upirólogos contemporáneos como el gran Javier Arríes, autor de uno de los mejores tratados sobre vampiros en lengua española.
Y por supuesto, aprendí mucho de escritores que hicieron algo más que sumergirse en las fantasías vampíricas e incorporaron en sus obras los conocimientos de sus propias indagaciones, como Bram Stoker, autor de Drácula (1897), o Joseph Sheridan Le Fanu, quien escribió el mejor relato sobre una vampira , Carmila (1872).
¿Qué caracteriza a tus vampiras más allá de la inmortalidad y el consumo de sangre?
Las vampiras que reflejo en mi libro se caracterizan por diferentes orígenes. Pueden ser divinidades vengativas con hambre eterna, que surgen de las arenas de Mesopotamia o Egipto, o las costas del Mediterráneo; son también chamanas siberianas y andinas que traspasan los límites entre mundos y flotan entre la vida y la muerte, o brujas europeas conocedoras de las artes impías… Son asimismo personajes literarios cargados de un mayor simbolismo que los vampiros masculinos. También son mujeres reales e históricas, como la condesa húngara Erzsébet Báthory, que adoptan un holocausto sangriento para violar todas las normas morales y convertirse en demonios de carne y hueso.

¿Qué temas esperas que los lectores exploren a partir de tu obra?
Quisiera que comprobaran la importancia de la figura de la vampira como elemento folclórico y creador de una base muy sólida de las leyendas de horror en casi todo el mundo. Al tiempo, se puede ver en este personaje una entidad de esencia seductora que rompe los patrones patriarcales a partir de la edad moderna, con las brujas vampiras, y sobre todo en la época contemporánea y en concreto en sociedades machistas por antonomasia como la Inglaterra victoriana del siglo XIX, a las que les resultaba cuanto menos chocante que la mujer, supuesto elemento frágil del entramado social se convirtiera en la depredadora más terrible.
Y, al igual que mi anterior libro, Vampiros, príncipes del abismo, este nuevo volumen sobre vampiras le puede servir al lector como guía de viaje por ciertos lugares oscuros de nuestro planeta donde el vampirismo es algo más que un conjunto de moralinas y relatos para escuchar en las noches frías.
¿Cómo se relacionan la sed de sangre de tus vampiras con la búsqueda de poder esotérico?
El vampirismo está relacionado íntimamente con la magia negra. En muchas de las leyendas y relatos sobre vampiras, es una bruja o una hechicera la que deviene en un ser vampírico al utilizar la alquimia de la sangre, al recurrir a la invocación de seres de otras dimensiones por medio del derramamiento del líquido elemento vital. El personaje más tenebroso de mi libro es precisamente esa mujer que utilizó la magia negra y los sacrificios de sangre para aumentar su poder y conservar su belleza, es decir, la condesa sangrienta, la temible Erzsébet Báthory, una auténtica vampira humana.
¿Qué puedes decir sobre el concepto de dualidad entre lo oscuro y lo sagrado en tus vampiras?
Es ese principio del que hablaba ahora. La vampira es una figura femenina que utiliza la magia negra para trascender, que se sirve de la sangre o de la energía vital humana, para convertirse en una semidiosa, un ser divino en el que, en cualquier caso, predomina la maldad.
¿Cómo exploras en tu obra las ideas de la inmortalidad y la ética?
En los relatos que analizo queda bien claro que quien quiere ser eterno y convertirse en un vampiro o una vampira ha de transgredir toda moral, violar toda ética. No hay inmortales bondadosos. El tiempo corrompe, por eso los vampiros están cargados de una eternidad maléfica.
¿Hay alguna reflexión sobre la relación entre ciencia y magia en el mundo de tus vampiras?
Hubo magos que, desde las postrimerías de la Edad Media y en la Edad Moderna, recurrieron a esa ciencia peculiar que era la alquimia para intentar trascender la corrupción y decadencia de la materia por medio de la sangre. La sangre era así la piedra filosofal para elevarse sobre el mundo. El problema es que esa elevación acababa siendo la evolución de un ser pútrido y malvado, un vampiro.
¿Qué esperas que los lectores se lleven después de leer tu libro?
Pues muchas ganas para leer los numerosos relatos y novelas que hay sobre vampirismo. Empezaría con cuentos, como los de Hoffmann, Gautier, Poe y Stevenson, continuaría con Carmila, de Le Fanu, y terminaría con Drácula, de Stoker, una novela, por cierto, donde el personaje de la vampira es clave.
¿Qué quieres que sepan los lectores sobre tus vampiras?
Que son unos personajes mitológicos, folclóricos, antropológicos, literarios e incluso históricos llenos de perversión y maldad, pero también seductores y fascinantes, en definitiva. También les propondría que hicieran el ejercicio imaginativo de intentar entender que quizá no existen los vampiros, pero las vampiras sí. Doy fe de ello.
Y para finalizar, ¿ nos puedes decir algo de tus próximos proyectos?

Estoy muy interesado en la literatura gótica, mucho. Algo saldrá de ahí, estoy seguro. Pero antes he de visitar ciertos lugares, ciertos espacios y territorios oscuros, y reales, territorios yurei los llaman los japoneses, donde lo espeluznante es derrotado por la fascinación.
Juan Antonio Sanz (1966) es periodista y especialista universitario en Historia Militar y Servicios de Inteligencia. Ha ejercido como reportero y corresponsal en España, Rusia, Corea del Sur, Japón, Uruguay, Bolivia y Cuba. También trabajó en cooperación internacional, lo que le permitió recorrer los Andes y la Amazonía en busca de leyendas y mitos. Su pasión por el folclore, la literatura, la historia y los viajes le llevó a recorrer la Ruta de la Seda, cruzar a pie los Andes o rastrear Japón y Rusia a la caza de leyendas. En su anterior libro, Vampiros, príncipes del abismo, ya reflejó los resultados de su investigación sobre el fenómeno del vampirismo, para la cual viajó desde Grecia y Rumanía a Extremo Oriente, pasando por Rusia, América del Sur y Estados Unidos; siempre tras las huellas de los no-muertos.
