©Pablo Lasaosa
Ignacio del Burgo ha publicado recientemente con la editorial Almuzara Demasiado tarde para huir, una novela negra de corte clásico, cargada de atmósfera, ironía y tensión creciente, que rinde homenaje a los grandes maestros del género.
Hola, Ignacio, bienvenido a nuestra revista. Recientemente has publicado Demasiado tarde para huir, ¿qué te llevó a escribir la novela?
Sentí la necesidad de escribir un tipo de historia donde el conflicto moral fuera tan importante como la intriga. Venía de escribir Cae la noche sobre La Habana y me había quedado con la sensación de que los años treinta aún ofrecían mucho por explorar. Quise construir un personaje como Jack Murphy, alguien marcado por sus heridas, y colocarlo en un contexto que lo empujara a enfrentarse a sus propias contradicciones.
¿Qué dificultades encontraste al construir la trama y los personajes?

La mayor dificultad fue equilibrar la intriga con la profundidad emocional del protagonista. No quería una trama enrevesada, sino una historia clara que mantuviera la tensión sin perder de vista la mirada interior de Murphy. Al estar narrada en primera persona, cada escena debía revelar no solo un avance en la investigación, sino también algo esencial de su carácter, de sus grietas y de su forma de entender el mundo. Lograr que ese equilibrio no se rompiera fue, sin duda, el desafío más exigente del proceso.
¿Cómo defines la novela negra y qué elementos consideras imprescindibles en una obra de este género?
La novela negra es un espejo de las zonas oscuras de la sociedad y de las personas. No busca héroes, sino personajes que se mueven en la ambigüedad moral. Creo imprescindibles una atmósfera densa, un lenguaje creíble, un protagonista imperfecto y una verdad siempre incompleta. En el noir, el crimen importa menos que las motivaciones que lo rodean.
¿Cómo desarrollas la atmósfera oscura y el suspense en tu narrativa?
Procuro que la atmósfera surja de pequeños detalles: una luz incierta, un silencio incómodo, una mirada enigmática. El suspense nace de revelar lo justo en cada momento y de dejar que las dudas del protagonista contagien al lector. Se trata de construir un clima donde cada página mantenga la sensación de que algo está a punto de quebrarse.
Cuando trabajaba los diálogos para esta novela, les ponía en mi cabeza la voz de los personajes de aquellas películas en blanco y negro de detectives y espías que veía de niño, con actores como Robert Mitchum o Humphrey Bogart.
¿Tienes algún ritual o rutina antes de ponerte a escribir?
Necesito silencio y la certeza de que nadie va a interrumpirme. Escribo de noche. Apago el móvil y cierro todo lo que pueda distraerme.
¿Cómo creas personajes tan complejos y ambiguos como los que suelen poblar la novela negra?
Intento partir de una contradicción interna: un deseo y un miedo que conviven en la misma persona. A partir de ahí, les doy un pasado que explique sus cargas y dejo que sus decisiones, más que sus palabras, revelen quiénes son.

¿Hay algún personaje que esté inspirado en una persona real?
En esta novela reaparece Linda Sasiola, inspirada en una pianista cubana de raíces españolas que ya figuraba en Cae la noche sobre La Habana. Fue la primera artista extranjera en tocar en la Casa Blanca. Su trayectoria me permitió crear un personaje envuelto en misterio. En Demasiado tarde para huir, su desaparición actúa como motor de la trama y revela facetas de ella que en la novela anterior solo se intuían.
¿Cómo trabajas los diálogos para que resulten auténticos y aporten tensión a la historia?
Te diré algo que me resulta curioso: cuando trabajaba los diálogos para esta novela, les ponía en mi cabeza la voz de los personajes de aquellas películas en blanco y negro de detectives y espías que veía de niño, con actores como Robert Mitchum o Humphrey Bogart. De alguna manera, eso me ayudaba a que el diálogo sonase vivo.
¿El protagonista de tu novela negra tiene algo de ti mismo?
Supongo que algo se acaba filtrando siempre. Murphy tiene un punto de ironía que me resulta familiar, aunque llevado al extremo. No es para nada un alter ego, pero sí comparte conmigo una mirada algo escéptica sobre el mundo. Pero él camina solo. Sus excesos, sus errores y sus contradicciones son enteramente suyos.
¿Por qué crees que la novela negra sigue atrayendo a tantos lectores hoy en día?
Porque la novela negra permite al lector asomarse a las sombras de la condición humana. El género ofrece una mezcla irresistible de intriga y verdad incómoda. Y esa tensión, esa búsqueda de lo que se oculta, sigue siendo atractiva.
La novela negra permite al lector asomarse a las sombras de la condición humana. El género ofrece una mezcla irresistible de intriga y verdad incómoda.
¿Qué aspectos sociales o políticos te gusta explorar a través de este género?
En Demasiado tarde para huir me interesaba el contexto de los años treinta. Un mundo que camina hacia el abismo sin ser del todo consciente de ello. Ese periodo está lleno de tensiones que anticipan una fractura histórica. La novela negra permite mirar esos conflictos desde abajo, desde la calle, mostrando cómo los intereses políticos se filtran en la vida cotidiana y en la conducta de personas que solo intentan sobrevivir.
¿Tienes pensado seguir escribiendo dentro del género negro o te gustaría explorar otras temáticas?
Me gustaría escribir algo más en el negro clásico. Incluso puede que de la mano de Jack Murphy. Es un personaje que aún tiene mucho que decir y cuyo universo me sigue resultando muy estimulante.
¿En qué estás trabajando actualmente?
Mi profesión, la abogacía, es muy exigente y deja poco espacio para escribir, pero aun así estoy trabajando en una novela ambientada a comienzos del siglo XVII. Gira en torno a la brujería y las tensiones con la Inquisición, con la investigación de un asesinato como eje de la trama. Mi intención es poder concluirlo a lo largo del próximo año.
En Demasiado tarde para huir me interesaba el contexto de los años treinta. Un mundo que camina hacia el abismo sin ser del todo consciente de ello.
Ignacio, para finalizar, te voy a hacer unas preguntas rápidas:
¿Libro de novela negra favorito?
El halcón maltés.
¿Detective literario preferido?
Philip Marlowe, el de Chandler.
¿Ciudad ideal para ambientar una novela negra?
Cualquiera lo es. Toda ciudad, grande o pequeña, tiene rincones donde una buena historia puede empezar a torcerse. Si tengo que elegir una, San Francisco.
¿Prefieres escribir de día o de noche?
De noche.
¿Un objeto imprescindible en tu escritorio?
Los pósits. Me ayudan a ordenar ideas y a no perder el hilo.
