
Recientemente ha publicado en España Siempre ocurre algo maravilloso. Una historia de renacimiento. El relato de un viaje a un país extraordinario como Vietnam. Una recopilación de enseñanzas, principalmente budistas, para vivir con más serenidad.
Hola, Gianluca, bienvenido a nuestra revista. Antes de empezar, nos gustaría darte las gracias por concedernos esta entrevista.
Gianluca, ¿qué nos puede contar sobre ti? ¿Nos puede decir tres palabras que te definan?
Soy un viajero que durante años se limitó a explorar el magnífico mundo en el que vivimos y, en un momento dado, tras una enfermedad (dengue) y una hospitalización, comenzó a explorarse a sí mismo, sus pensamientos, su naturaleza humana, utilizando como herramienta de conocimiento las enseñanzas budistas. Hoy en día viajo en equilibrio entre estos dos mundos, el interior y el exterior.

Recientemente ha publicado Siempre ocurre algo maravilloso, ¿qué nos puedes contar sobre el libro?
Es una novela que escribí en plena pandemia de COVID-19 en 2020, mientras estaba atrapado en una isla tailandesa en régimen de confinamiento. Quería recopilar las enseñanzas del budismo y otras filosofías (orientales y no orientales) para vivir con serenidad independientemente de lo que la vida nos dé o nos quite. Eran conocimientos que había adquirido en mi camino para salir de la depresión tras el ingreso hospitalario del que hablaba antes, pero aún no me sentía cómodo hablando de ello, así que escribí la historia de Davide, un chico que ve cómo todas sus certezas se derrumban de repente, pero que conoce a Guilly, un sabio que le guía hacia el renacimiento, durante un viaje a Vietnam.
La espiritualidad es, para mí, la capacidad de ir más allá de lo que la mente puede comprender.
¿Qué le impulsó a escribirlo?
El deseo de ofrecer a las personas un punto de vista diferente sobre la vida, para poder vivirla con más serenidad y ligereza, a pesar de todo lo que ocurre en el mundo.
¿Y qué encontrará el lector?
Una historia de renacimiento. El relato de un viaje a un país extraordinario como Vietnam. Una recopilación de enseñanzas, principalmente budistas, para vivir con más serenidad.
¿Qué nos puede contar de Davide, el protagonista del libro?
Es un chico como muchos otros, lleno de expectativas sobre su trabajo, su relación amorosa, su vida. Y quizá sea precisamente porque tiene tantas expectativas por lo que se encuentra indefenso y desesperado cuando la vida hace que sus certezas se derrumben. Davide pasa de estar comprometido a encontrarse solo, de tener un trabajo «seguro» en un estudio de arquitectura a repartir comida a personas malhumoradas y apresuradas, de tener en su abuelo un faro tranquilizador a encontrarse en la más absoluta oscuridad. Sus desgracias son muy específicas, pero en estos años he notado que los lectores se identifican mucho con Davide: al fin y al cabo, si bien es cierto que cada uno tiene sus motivos para sufrir, la sensación de sufrimiento es similar para todos. Cuando estamos mal, todos nos sentimos igual.
¿Considera que su escritura tiene un propósito que va más allá de la expresión artística?
Por supuesto, no escribo por cuestiones estilísticas o artísticas, sino para transmitir un mensaje. Para mí, el libro es una herramienta. Por eso mi escritura es sencilla: no quiero reflejarme en mí mismo, sino transmitir conceptos que me han cambiado (y salvado) la vida de forma inmediata. Por la misma razón, recurro a muchas metáforas inspiradas en el mundo de la naturaleza. La más importante, en este libro, está sin duda contenida en la enseñanza fundamental de Guilly: sé un río.
¿Cómo definiría la espiritualidad en el contexto de su escritura?
Para mí, ser espiritual significa simplemente sentir la vida. Hoy en día racionalizamos todo y creemos que si algo no se puede explicar, entonces no es real, es falso o ilusorio. Sin embargo, todo lo que más importa en la vida no se mide, no se explica, ni siquiera se entiende: se vive, se siente.
La espiritualidad es, para mí, la capacidad de ir más allá de lo que la mente puede comprender.
La cultura es un movimiento colectivo que, por un lado, nos arraiga en nuestros valores y, por otro, nos lleva a crecer, a evolucionar.
Nuestra revista es literaria, por lo que nos vemos obligados a preguntarle cuál fue el primer libro que leyó.
¡Qué buena pregunta! Excluyendo los libros infantiles, debe haber sido un libro de Stephen King o Ken Follett. Quizás fue Corazones en Atlántida o Los pilares de la Tierra. Quizás el primero de la saga de Harry Potter, que me hizo soñar y me acompañó durante mi infancia y adolescencia.
¿Qué son los libros para usted?
Entre otras muchas cosas, sobre todo la posibilidad de adentrarse en la mente, el alma, la carne y los huesos de otro ser humano, que quizá vivió hace cientos de años, pero que sentía las mismas angustias, tenía problemas similares, preguntas sin respuesta similares, y poder seguir línea a línea sus intentos por salir adelante, o incluso solo el flujo de sus pensamientos que esbozan su visión de la vida.
¿Puede decirnos quiénes son sus escritores favoritos?
Históricamente, mis escritores favoritos son Raymond Carver, Emmanuel Carrere y Stephen King, pero he leído y apreciado todos los libros de Sally Rooney y actualmente estoy leyendo una magnífica novela de Irene Solà, una autora de mi misma edad a la que tengo en gran estima. El título en italiano de su libro es: Io canto e la montagna balla (Yo canto y la montaña baila).
¿A qué personaje de un libro le hubiera gustado conocer?
A Arturo Bandini, de la novela Pregunta por el polvo, de John Fante.
¿Y personajes históricos?
Jesucristo, Séneca, Frida Kahlo, Lao Tzu: hay muchos. No incluyo a Buda porque me habla a través del Dhammapada, un libro del que leo al menos un par de aforismos al día.

¿Tiene alguna afición cuando escribe?
Siempre escucho música; casi no puedo escribir sin ella. Principalmente música rock, pero muy diferente en cuanto a subgéneros. Me encantan los Beatles, Alice In Chains, Led Zeppelin (que también aparecen en la novela traducida al español), Nirvana, Bob Dylan… También escucho a Ska-P, una pasión de mi adolescencia.
¿Y su lugar y momento favoritos para leer?
Para leer, sin duda por la noche, mientras mi pareja y nuestra hija duermen. El lugar es mi casa, y mi casa es cualquier lugar del mundo donde estemos juntos.
¿Y para escribir?
Escribo sobre todo por la noche, en el escritorio junto a la ventana, para inspirarme en un paisaje que, dado mi estilo de vida, siempre es diferente. El libro traducido al español lo escribí contemplando la selva tailandesa, los edificios históricos de Lisboa, luego el océano Pacífico en Costa Rica, pero también las colinas de Langhe, en Piamonte, cerca de donde nací.
Gianluca, ¿cree que la escritura puede contribuir al cambio social o personal?
Por supuesto que sí, porque los libros son una herramienta que requiere toda tu atención. No puedes hacer nada más mientras lees, por lo que la conciencia que desarrollas se arraiga en ti mucho más profundamente que una película, un podcast o cualquier contenido que encuentres en tu teléfono móvil. Mis libros, en concreto, desencadenan un cambio personal.
Para mí, los libros, entre otras muchas cosas, sobre todo la posibilidad de adentrarse en la mente, el alma, la carne y los huesos de otro ser humano, que quizá vivió hace cientos de años, pero que sentía las mismas angustias, tenía problemas similares.
¿Cómo espera que tu escritura influya en tus lectores?
No quiero influir en nadie, solo ofrezco un punto de vista diferente sobre las cosas de la vida. Más que dar respuestas seguras, intento suscitar preguntas, incluso incómodas, en quienes me leen. Es a través de las preguntas adecuadas como aprendemos a crecer como seres humanos.
¿Cómo definirías la cultura?
Un movimiento colectivo que, por un lado, nos arraiga en nuestros valores y, por otro, nos lleva a crecer, a evolucionar. En definitiva, un árbol.
¿Crees que la cultura puede salvarnos de muchas de las tonterías que están pasando ahora?
Por supuesto que sí. No es casualidad que todas las atrocidades que hay hoy en día en el mundo se hayan desatado en paralelo al declive de la lectura. ¡En Italia, menos de una de cada dos personas lee al menos un libro al año! Los libros te abren a nuevas conciencias sobre el dolor, el amor, el verdadero sentido de la vida, la verdadera naturaleza del otro, que no es un enemigo, sino un ser humano que quiere lo mismo que nosotros. Y no es casualidad que este declive de la lectura vaya en paralelo al aumento exponencial de las horas que pasamos con el móvil. En mi opinión, la adicción al smartphone es un drama de nuestro tiempo: lo vuelve todo plano como estas pantallas, pero sobre todo las relaciones.
¿Puede contarnos algo sobre sus próximos proyectos?
¡Vivir!
Gianluca Gotto nació en Turín en 1990. A los veinte años se trasladó a Australia y luego a Canadá. En la actualidad es un nómada digital que escribe artículos mientras viaja por el mundo, siempre siguiendo las coordenadas de su felicidad. Así empezó a interesarse por la espiritualidad, la filosofía y el crecimiento personal, temas que cubre en su blog www.mangiaviviviagia y en los libros que ha publicado hasta la fecha. Siempre ocurre algo maravilloso ha vendido más de 350.000 ejemplares en Italia, y su autor se ha convertido en un referente para lectores de todas las edades.