Novelas de todo tipo, policíacas, históricas, fantásticas, de amor… Acudimos a ellas cuando necesitamos consuelo, entretenimiento, echarnos unas risas o evadirnos de nuestros problemas del día a día. Pero ¿y si los libros pudieran curar esos problemas? ¿Pudieran ser un remedio real?
Sumergirse en un buen libro es mucho más que perderse durante unas horas en otro universo, es traerse de vuelta con nosotros todo aquello que nos inspiró la trama o sus personales. Las novelas no sólo nos informan o nos entretienen, también nos motivan, nos ayudan a reflexionar y nos curan de nuestros males. Nos ayudan a evadirnos de nuestros problemas, pero también a regresar a ellos recargados y con más ganas que nunca de afrontarlos o resolverlos inspirándonos en nuestro héroe o heroína favoritos.
El libro adecuado puede ser el remedio perfecto si lo que buscas es encontrarte a ti mismo, a tu media naranja o la motivación para dar un giro total a tu vida.
Los aficionados a leerse hemos estado usando las novelas, consciente o inconscientemente, como si fueran libros de autoayuda. Píldoras de Balzac, bálsamos de Agatha Christie, aspirinas contra el dolor de cabeza recetadas por Terry Pratchett y cientos de jarabes de rechupete fabricados por otros míticos autores: Hemingway, Saramago, Cervantes, John Kennedy Toole, etc.
A veces, es la historia la que nos engancha y nos muestra otro punto de vista, otras veces, es la prosa vibrante la que nos da un chute de energía y otras veces, es el ritmo de la poesía la que estimula partes de nuestro cerebro. Un buen libro es la mejor de las medicinas.
La librería de Los Recuerdos Perdidos, nos recuerda el poder curativo de los libros. Tras una inesperada tragedia, Natalie Harper hereda una librería con mucho encanto, y muchos problemas económicos, en San Francisco. También se convierte en la cuidadora de su abuelo Andrew, que creció en el histórico edificio de Perdita Street donde se ubica la librería. Su abuelo ha empezado a sufrir pérdidas de memoria y Natalie planea cerrar la librería y vender el edificio para pagar sus cuidados. Solo hay un problema: su abuelo es el dueño y se niega a vender.
Natalie se hace cargo de la tienda con reticencias, pero descubre que los libros le proporcionan consuelo para su dolor. Contrata a un exmarine de Georgia, Peach Gallagher, para reparar el viejo edificio. Dorothy, la hija de Peach, es un rayo de luz durante los largos días de Natalie, e incluso logra ponerla en contacto con Trevor Dashwood, un atractivo novelista que se interesa por la pequeña librería.
Para su sorpresa, su duelo se convierte en un inesperado viaje de descubrimientos y revelaciones, desde desenterrar objetos antiguos escondidos en las paredes de la librería hasta descubrir la verdad sobre su familia, su futuro y su corazón.
Sobre la autora
Susan Wiggs, estudió en la Universidad de Harvard y trabajó durante varios años como profesora de Matemáticas. Sin embargo, el éxito de sus primeros textos la animó a seguir una carrera orientada a la escritura.
Wiggs es una autora dedicada a la literatura romántica, en concreto al romance histórico, aunque también ha publicado varios libros de romance contemporáneo.
A lo largo de su carrera, Wiggs ha resultado ganadora de un prestigioso premio RITA y ha trabajado para las grandes editoriales del género, como Harper Collins, Avon o MIRA. De entre su obra habría que destacar series como la de Tudor Rose, Bella Vista o A orillas del lago.