El pasado 30 de agosto, y después de cuadrar agendas, por fin pude asistir a la función en el teatro Lara de Madrid, de la segunda obra de la compañía teatral La joie de la colina, ‘El Barrio’. Jaime Macanás, Rober Pascual y Alfonso Muñoz dan vida a tres amigos, en la obra escrita y dirigida por Diego Da Costa, con música de Julio Viñuela Gavela, que se estrenó el 16 enero.

Darío recibe la inesperada noticia de la muerte repentina de un amigo de su antiguo grupo del barrio de su adolescencia. Después de varios años sin ir, y tras pensarlo mucho, decide volver y cerrar viejas heridas que todavía siguen abiertas. Durante su regreso, se reencontrará con Daniel, su mejor amigo de entonces, con quien vivió una relación personal muy intensa y ambigua. También volverá a verse las caras con Adrián, un amor que pudo ser, pero con el que nunca se atrevió durante su juventud. Los tres vuelven al barrio, pero ya no son lo que eran ¿Conseguirán volver para avanzar o se quedarán dónde están?

La obra nos hace reflexionar sobre la discriminación por la orientación sexual, pero leyendo entre líneas, he llegado a la conclusión de que la pieza teatral no solo trata de la masculinidad en ambientes de barrio, hay cuestiones que van más allá de ser hetero o gay. Me ha hecho reflexionar sobre el aceptarse a uno mismo, sin importar lo qué piensen los demás, de ser capaces de exteriorizar los sentimientos, y como el no aceptarnos y no ser capaces de decir lo que sentimos nos puede cambiar la vida, y vivir una vida ficticia, en la que jamás nos hemos atrevido a ser nosotros mismos.

Aceptarnos tal y como somos, hablar de nuestros sentimientos, exteriorizar, muchas veces es complicado. Somos seres sociales, repletos de emociones que durante nuestra vida aprendemos a controlar. Seguro que alguna vez te has preguntado: ¿por qué te cuesta tanto explicar cómo te sientes?, ¿Por qué te cuesta tanto decir lo que sientes?, ¿Por qué no eres capaz de ser sincero conmigo mismo? La respuesta a estas preguntas podría ser, porque nos han educado para ello y no está bien visto hablar de cómo nos sentimos y de lo que sentimos. Y esta premisa es universal para el ser humano, independiente de la inclinación sexual; expresar sentimientos es un ejercicio saludable y necesario. Los sentimientos son una parte fundamental del mundo interior de todo ser humano. Nos ayudan a interpretar el mundo y a comprendernos a nosotros mismos, pero, sin embargo, nos cuesta mucho expresar, demostrar, reconocer cómo nos sentimos, y lo que sentimos en general, y cuando nos metemos en el terreno amoroso aún más.

Los motivos de nuestra reticencia a expresar sentimientos se pueden remontar a la infancia, también influye nuestro temperamento, pero deberíamos de hacer más uso de la inteligencia emocional para poder comprender, gestionar y compartir con los demás nuestro mundo interno.

El no aceptar quienes somos, lo que sentimos y no ser capaces de exteriorizarlo, nos puede llevar a que nuestra vida se circunscriba a tres letras que por separado son inofensivas Y-S-I, pero que puestas unas detrás de las otras nos pueden atormentar y pásanos la vida preguntándonos, ¿Y si…?

‘El Barrio’, nos habla y nos hace reflexionar sobre la masculinidad en los ambientes de barrio, pero… el amor está en el aire, y me vais a permitir que termine esta reflexión con unas palabras de El Mercader de Venecia de Shakespeare: «El amor, como ciego que es, impide a los amantes ver las divertidas tonterías que cometen».

Colorín colorado ‘El Barrio’ aún no se ha acabado, quedan dos funciones: días 13 y 20 de septiembre a las 20:15 en la sala Lola Membrives en el teatro Lara en Madrid.