Rosa Mirambell

 Barcelona, 1933. Con una decidida vocación por la pintura, a los 15 años entró a trabajar de miniaturista en el taller de Consol Mascareñas, mientras estudiaba en la Escuela La Llotja y más tarde en la Escuela de Bellas Artes de Sant Jordi, donde se doctoró.
También estudió danza en el Institut del Teatre, y en 1995 comenzó estudios de solfeo, canto y piano, actividades que no ha abandonado, sin descuidar su dedicación a las letras y a la pintura.
Su obra figura en muchos museos, tanto de España como de Europa.
Ha cultivado la escritura desde muy joven escribiendo sus diarios, que resumió en el ensayo Música per a pintors i viceversa (Abadia de Montserrat, 2008). También cultivó la poesía, de los 50 a los 80, publicando en alguna revista alentada por Francisco Hernández-Pinzón, sobrino y secretario de Juan Ramón Jiménez, quien había leído sus poemas, y por José Corredor-Matheos, jurado del premio Ciudad de Barcelona, en el que quedó semifinalista, en su primera edición. En 2018 salió su novela Cançó sense bressol (Parnass).